Fashion _Brands

Fashion_Influencers

New York Fashion Week 2018 inicia y es la oportunidad ideal para profundizar en una relación cada vez más compleja: Fashion brands y fashion influencers.

Por: @Frankinbv

En la víspera de cada temporada los PR son abrumados por correos electrónicos de fashion influencers que quieren asistir a las pasarelas para ganarse un lugar dentro del gremio. Algunos incluso son rechazados y hacen lo posible por colarse en las filas, todo con este último objetivo.

La influencia de la Semana de la moda abarca el campo del diseño y otros más, en este caso queremos referirnos al social. Es todo un fenómeno que debería ser considerado por antropólogos y estudiosos del comportamiento humano para comprender un amplio conjunto de acciones. Acudamos pues a los fashion influencers, quienes para cada edición de las ferias de moda, invierten grandes sumas de dinero para hacerse notar en un espacio cada vez más competido y saturado.

Los encargados de relaciones públicas son cada vez más conscientes de que no solo deben invitar a alguien que postee una foto sobre los desfiles en redes, deben incluir en sus filas a personas que realmente estén generando un impacto con sus seguidores, que tengan buen engagement; a veces se siente como si regalaran sillas a cualquiera.

El fenómeno de los influencers, a nivel internacional, es cada vez más complejo y estructurado; existen agencias que asignan influencers a los eventos más cotizados para dar visibilidad y credibilidad a las marcas. El problema radica en que, para los influencers más cotizados, el negocio de asistir a los desfiles no resulta conveniente, el mismo se encuentra en el streetstyle, donde los fotógrafos capturan sus outfits con la posibilidad de mostrarlos en revistas como VOGUE, de lo contrario, asistir a los desfiles y generar contenidos sobre estos en blogs y redes sociales solo genera beneficios a las marcas que los organizan.

Los influencers han tenido la ventaja durante mucho tiempo, y las grandes marcas quieren voltear la balanza. Anteriormente los influencers y sus agencias cobraban de acuerdo a número de seguidores, y no engament, lo cual motivaba a comprar los mismos. Las marcas se están dando cuenta que los influenciadores no venden tanto como se les paga; no suelen tomarse el tiempo de estudiar el mercado y la estrategia para saber si vale la pena o no pagar grandes cantidades de dinero.

Antes las promociones se hacían en la televisión; eso ya nadie lo ve. Ahora son vistas en Instagram. Por esto y más es necesario crear estrategias que partan de la validación de los influencers y sus contenidos, realizar un estudio que calcule la calidad de sus seguidores, exhibiendo al mismo tiempo la cantidad de seguidores que compra cada uno  antes de invertir grandes cantidades de dinero. Al mismo tiempo, no se debería gastar tanto en un mismo influencer, al final, el posicionamiento y la conciencia de marca se dan principalmente a través de la repetición; gastar la misma cantidad de dinero en varios micro influenciadores convierte el producto en algo más viral.